Por: Emilio Guerra Díaz
Consejero de Confío
Una de las consecuencias que casi no se perciben de la aportación voluntaria de una persona que participa en el Consejo Directivo es incrementar el capital social de la organización. Pero esta atribución no se desarrolla por el hecho solo de participar, sino tiene que ver con el papel que juega en el cumplimiento de sus responsabilidades de mayordomía, pero sobre todo de su proactividad para el cumplimiento de la misión institucional. Para ello la organización debe definir explícitamente qué entiende por liderazgo.
Mientras definimos los rasgos de lo que puede considerarse como liderazgo, podemos adelantar uno que no es: un consejero(a) no es un jefe. Actuar así es tener mayor interés en administrar el día a día de la organización que desarrollar un pensamiento estratégico para servir a la comunidad. Esa orientación es ya una gran contribución. Se pretende que un consejero(a) sea un líder y su actuación coadyuve a crear capital social.
Aunque existen diversas definiciones de liderazgo, la tendencia actual es advertir a un líder no como el que ejecuta un rol o tiene rasgos (psicológicos, sociales, culturales, etc.), sino (según Avolio y Bass, Multifactor Leadership…) aquellas personas que estimulan, motivan e influyen a otros, les plantean desafíos y acompañan su desarrollo y los llenan de confianza para alcanzar bienes comunes.
Es ampliamente conocido el concepto de capital social de la visión de Robert Putnam. Él afirma que los elementos principales que lo constituyen son: la confianza mutua, el compromiso, la tolerancia, el establecimiento de redes o vínculos de solidaridad, todos ellos se sustentan en normas de reciprocidad (Putnam, Robert; Making democracy work. Civil traditions in modern Italy).
Producto de la presencia de capital social dentro de una organización sin fines de lucro podría revelarse el beneficio que ella obtiene: la “densidad asociativa”, es decir, la capacidad institucional (o de los integrantes de un grupo social) que desarrollan a su favor en materia de distintos y diversos recursos que puede movilizar a favor de la causa social, para impulsar las transformaciones sociales y su sostenibilidad. Por ello, el liderazgo de un consejero(a) generará efectos hacia afuera de la organización actuará como un constructor de puentes, generará mayor confianza en su comunidad, estimulará la solidaridad, coadyuvará a construir mayor identidad. Hacia adentro, también fortalece la confianza entre los colaboradores, inspira y es ejemplo de actuación referida a valores y su propia integridad.